DESDE LAS GRADAS DEL SUR:“Duerma tranquilo, Señor Presidente”


POR FREDY ELIGIO PEREZ ESPINOSA


Como un homenaje póstumo al destacado periodista barahonero Teuddy Ariel Sánchez López,  por ser la persona que me sugirió que escribiera artículos de opinión para su periódico digital Ecos del Sur, publico este artículo, el cual escribí en su fecha, pero que mantuve inédito hasta el día de hoy.
 
Lo publico, debido a que los problemas del ruido en la ciudad de Barahona, lejos de disminuir se han incrementado, desbordando, por mucho, a las autoridades, tanto civiles como policiales y él le daba mucho seguimiento a este tema.

El contenido del artículo es el siguiente: 

Por los medios de comunicación  nos enteramos, en la ciudad de Barahona, que el Presidente de la República Dominicana, Dr. Leonel Antonio Fernández Reyna, estaba de visita por estos lares, el viernes 13 de mayo, 2011, en la tarde.   De acuerdo a las informaciones, pernoctaría  en el Hotel Costa Larimar para luego dirigirse a la República de Haití, donde asistiría a la toma de posesión del presidente electo de la patria de Toussaint Louverture y Jacques Dessalines.  De verdad, que me llamó mucho la atención esta visita sorpresiva del Dr. Fernández a la Perla del Sur, provincia en la que muchos dicen él nació (Específicamente en Canoa), pero luego me enteré  que en la noche se dirigiría a las instalaciones del Centro Universitario Regional del Suroeste (CURSO) para supervisar, personalmente, los avances de la construcción  de esta extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con lo cual satisfizo mi curiosidad.

La noche de ese viernes fue una noche atípica  para los habitantes de muchos barrios del municipio de Barahona, ya que las bocinas de  los negocios ubicados en la Avenida Enriquillo funcionaban de manera normal y permitieron dormir a las personas, incluido al Señor Presidente, puesto que el hotel donde estaba hospedado está ubicado en esa avenida. 
Parece que los propietarios de los negocios que se dedican a hacerle la vida imposible a la población, con el ruido que producen sus  infernales equipos de música,  sabían de la presencia del Primer Mandatario de la Nación.

Estos equipos tienen una potencia tal, que el sonido que emiten afecta a familias ubicadas a varios kilómetros de distancia de donde ellos están instalados.

Otra posibilidad, y que se usa con mucha frecuencia en este País, debió de ser que se hablara con los dueños de esos negocios para tener la música controlada por esa noche y así crear la falsa  impresión al Presidente de que acá vivimos como un pueblo civilizado.

Estoy casi seguro que la ruta que el Presidente siguió para llegar a las nuevas instalaciones del CURSO-UASD fue: Avenida Enriquillo-Luis E. Delmonte-Avenida Luperón.  De regreso  hizo la misma ruta, a no ser que visitara uno que otro dirigente de su partido acá en Barahona.  Lo que si estoy seguro es que regresó al Hotel Costa Larimar por la Avenida Enriquillo.

El Señor Presidente todo se lo encontró normal en su recorrido por la Avenida Enriquillo y lo que él no sabe es que esa zona de la ciudad se ha constituido en un verdadero infierno, una especie de Sodoma y Gomorra, para los habitantes de la ciudad de Barahona, por los niveles de ruido que allí se producen y por el desorden imperante en todos los sentidos. 

Los que vivimos en Barahona sabemos eso, pero él no vive acá y de seguro no  ha sido informado correctamente de este gran problema que atenta contra la salud, la paz y la tranquilidad de un pueblo bueno y trabajador que está indefenso y de rodillas, a merced de sus verdugos, los cuales producen altos decibeles con sus equipos de música,  que en muchas ocasiones sobrepasan los tres dígitos, en franca violación a las leyes y normas ambientales vigentes.

No recuerdo el último viernes que se durmiera en paz, en los alrededores del Malecón de Barahona, por lo que esa noche fue una excepción,  y todo se lo debemos a la visita del Señor Presidente y a su hospedaje en el Hotel Costa Larimar, cuyos propietarios también se han quejado ante las autoridades del Ministerio de Turismo, porque las personas que allí se hospedan se marchan, ya que no soportan el ruido de las bocinas instaladas en los negocios de la Avenida Enriquillo.

Como eran ya las diez  de la noche y no escuchaba las trompetas y los tambores de guerra en el Malecón de Barahona,  dije para mí: Hoy vamos a “dormir bien” y como el Jefe del Estado está  durmiendo entre nosotros, pensé: “Duerma tranquilo, Señor Presidente”.

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