POR JOSE
ANTONIO MATOS.
Fue lo que primó
en lo más profundo del ser de nuestro presidente constitucional, licenciado
Danilo Medina, al pronunciar el digno discurso del pasado 27 de febrero de este
año, cuando en vez de invocar argumentos irresponsables que han adornado
amargamente a otros gobernantes influenciados por la herencia de Guacanagarix ó
de Pedro Santana, lanzó con alta precisión el mensaje de la patria, como
mandato desde lo astral de los más brillantes dominicanos, como Duarte, Sánchez,
Mella, Luperón, Caamaño y entre otros, el profesor Juan Bosch, que ese día
cumplía 50 años de haber jurado como presidente constitucional y digno, del
pueblo dominicano.
El interés por
la patria y los bienes de la misma, fue el norte tomado por el presidente, al
declarar como patrimonio nuestro, el oro que otros le han tratado de regalar a
intereses foráneos, con un contrato, verdaderamente Leonino, modificado por un
poder político tan arraigado, que lo varió de un 50-50%, a un 97-3% en contra de
los dominicanos.
No somos
partidarios del interés por la presión fiscal hacia el pueblo dominicano, de la
forma indiferente que se sostiene en la actual administración hacia la
corrupción anterior y la presencia de actores de primera fila de ella en la
administración actual, aunque comprendamos parte de la timidez, pero ante la
envergadura de la posición asumida por el presidente, frente a poderes de
figuras de las políticas económicas de potencias mundiales, con intereses en el
renglón minero nuestro, no podemos vacilar en darle todo nuestro espaldarazo al
presidente dominicano, el cual deberá ser protegido por la parte sana de la
nación, en todo lo por venir.
Este discurso, y
la asunción de posición del presidente, sientan las bases para un nuevo modelo
correcto de gobernar, que de seguro se registrará entre los mejores sitiales de
la historia dominicana y de latino América.
Junto a estas
acciones, podemos observar como positiva e indicadora de una sabia y noble
norma, las disposiciones anteriores del mismo presidente, con respecto a Bahía
de las Águilas y la resolución de enfrentar la problemática de la crecida del
lago Enriquillo, y además, la impostergable construcción de la presa de Monte
Grande, contra vientos y mareas, también lo apoyamos.
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