POR MIGUEL ANGEL FIGUEREO

            Fue un saludo de hermano, cargado de sinceridad, hubo lágrimas y reclamos de ambas partes, al final se entendieron y juraron no volverse a separar, deseándose unas felices y hermosas fiestas de navidad al junto de sus seres queridos; así fue el encuentro del Profesor Alejandro y su compre Don Ignacio, quienes con los pasos lentos por los años, caminaron hasta su confidente enramada y volvieron a ocupar las mecedoras que por décadas  también han estado en el lugar, fue en ese preciso momento cuando la eterna compañera de Don Alejo, doña Milán volvió con su aromático café, sirviéndoles a ambos, pidió que lo disfruten y que tengan buen provecho.Don Ignacio,  cruzando las piernas y colocando el sombrero entre éstas, le dice a su compadre, que si no camina a tiempo asistiendo donde el médico de la familia, pudo haber  muerto, los estudios clínicos  diagnosticaron un problema intestinal, producido por el consumo de agua sin ningún tipo de tratamiento, le explica y de inmediato le aclara, que en el lugar de  trabajo, el agua se la compraban a los camiones, porque el acueducto del lugar no abastecía a la comunidad, las personas del lugar tenían que calcular dentro del presupuesto familiar la compra del agua, no obstante a eso las autoridades  hicieron poco para resolver la situación.

            Don Alejo lleno de sorpresa y creyendo que su compadre de toda la vida le jugaba una broma, llamó a su esposa doña Milán y apoyándose en su bastón, le dijo- Compadre, el escenario que usted describe es el que  están viviendo los residentes en Villa Central, Barahona. Allí sus habitantes llevan varios días sin una gota de agua, una parte de la población asegura que la que abastece el acueducto de la Guázara es consumida en su totalidad Consorcio Central Azucarero, mientras que otra parte, señala que el agua es usada para regar propiedades agrícolas ubicadas en el trayecto hasta llegar a Villa Central.

            Alejandrito, en su condición de abogado, salió de su habitación y se integró a la conversación de su padre Don Alejo y el compadre Ignacio y dice, que estuvo conversación con unos amigos sobre el tema y decidió enviarle una comunicación al Gobernador Civil, Pedro Peña Rubio, al Síndico Tavito Suberví, al encargado de la Junta Distrital de Héctor Tamburriní y al encargado de INAPA en Barahona, para explicarles que el derecho al uso del agua en los humanos, es un derecho Constitucional establecido en el artículo 15 de nuestra Carta Magna y que en tales condiciones el Estado a través de sus instituciones está obligado a darle prioridad para que llegue a los  hogares ante cualquier otra necesidad de las industrias o de producción agrícola. Agregó que en su comunicación le hará saber a las autoridades que el agua potable, es exclusiva para los humanos, porque el Estado invierte recursos  en su tratamiento, con esto quiero hacerles saber  que resulta una obligación de quienes nos dirigen buscarle una solución a la falta de agua que afecta a Villa Central, concluye el joven abogado en su corta intervención, quien de inmediato se retiro  del lugar.

            Fue entonces, cuando don Alejo le dijo al compadre Ignacio, que él siempre ha escuchado que los derechos constitucionales son de obligatoriedad su cumplimiento por parte del Estado, más aún, que el artículo 7 de la Constitución, dice que la República Dominicana es un Estado Social Democrático de Derecho, con ello se establece que los derechos no cumplido por el Estado se pueden exigidos por ante las autoridades judiciales o Constitucionales, dice el viejo Alejo.

            Don  Ignacio, en medio del asombro por la destreza en tema de aspecto jurídico, le dijo al compadre, usted parece un abogado sin título, para de inmediato advertirle, que los hombres y mujeres de Villa Central, deben gestionar que las autoridades les resuelvan el problema de la falta de agua, para evitar que estas navidades se conviertan en un malestar general para toda la población, aclarándole que no basta que se consuma agua de botellón, porque al momento del cepillado con el agua  de los camiones, los parásitos llegan al cuerpo. Ante esa expresión abrió los ojos en señal de aprobación y exclamó- en esa verdad no había pensado.

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