POR FREDY E. PEREZ ESPINOSA.

Atónitos contemplamos los dominicanos la prolífera y costosa campaña publicitaria llevada a cabo por la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), en la que se promueve el uso del carbón mineral como combustible de dos plantas eléctricas que construye el Estado Dominicano en Puntas Salinas de Baní, República Dominicana.

Las ventajas y desventajas del uso del carbón mineral en la producción energética han sido explicadas, hace muchos años, por los expertos en la materia, por lo que resulta risible  que a esta altura del juego  sea que la CDEEE “descubra” que este material es más económico que los derivados del petróleo y por lo tanto, hay que “educar” a la población acerca de las bondades del mismo.

Pienso, que en vez de estar gastando pólvora en garza, justificando el uso del carbón mineral,  los ejecutivos de la CDEEE deberían echar una mirada al potencial eólico  con que cuenta la República Dominicana y en función del mismo diseñar una estrategia para su pronta utilización a gran escala.  Esto así, porque la energía que producen los parques eólicos resulta  mucho más económica, en términos operativos, y ambientalmente más favorable.

Estoy completamente seguro de que la CDEEE cuenta con los mapas eólicos de la República Dominicana y los proyectos privados Los Cocos y Quilvio Cabrera, en la comunidad de Juancho, así lo atestiguan. En la actualidad hay instaladas 45 aerogeneradores en estos dos proyectos, los cuales producen 85 megavatios y la tendencia es a la expansión, ya que el potencial en esta zona para este tipo de producción energética es enorme.

Investigaciones realizadas, a instancias de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID), a mediados de la década de los años 90, y en la que participaron la Fundación de Apoyo al Suroeste (FUNDASUR), REGAE y WINROCK se obtuvieron datos que favorecían la producción de energía eólica en la zona donde hoy se encuentran instalados los parques energéticos Los Cocos y Quilvio Cabrera. 

Otras  investigaciones realizadas han determinado que existen tres zonas del País donde la velocidad del viento puede producir entre 3,000 a 5,000 megavatios de energía eléctrica.  Estas zonas son las siguientes: 1.- El Sur de la provincia de Pedernales. (En esta zona están ubicados los parques eólicos Los Cocos y Quilvio Cabrera); 2.- Provincia La Altagracia (Higuey) y 3.- Provincia de Puerto Plata (Cerca del municipio de Villa Isabela).

Con estos datos a la mano, soy de los que cree que la solución a los problemas de la energía eléctrica en la República Dominicana no está en la construcción  de plantas a carbón, ni en las que utilizan combustibles fósiles, sino en dos recursos naturales que poseemos en abundancia: el viento y el sol. Me refiero, única y exclusivamente a la producción energética, no al complejo entramado del sistema eléctrico nacional, donde no sólo la producción es el problema, sino la distribución, el cobro, los contratos con los generadores, las pérdidas, entre otros factores, son un verdadero rompecabezas.


Lo que no hay lugar a dudas es que la intensidad del viento en varias zonas del País favorece una explotación a gran escala de la energía eólica, lo mismo que podría aprovecharse el número de horas solares que tenemos en la República Dominicana y producir una buena parte de la energía eléctrica que necesitamos.

Sabemos de las buenas intenciones que tiene el Poder Ejecutivo en el desarrollo del País, por lo que considero que esta es una excelente oportunidad para desempolvar los proyectos de energía renovable que se encuentran engavetados en la CDEEE y no estar apostando a la producción de energía sucia, como es el caso de las plantas a carbón.

Los dominicanos consideramos, por lo tanto, que la CDEEE, en vez de estar promocionando el carbón mineral que se va a consumir en las plantas que fueron otorgadas a la ODEBRECHT, debería explorar todas las posibilidades para que la producción de energía eólica sea una realidad, ya que el potencial que tenemos para tales fines en la RD es inmenso.

 ¿Qué esperamos?

El autor es Licenciado en Educación de la UASD
Para contactos: elegidoprimero@hotmail.com

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