Editorial: Los gloriosos días 24 y 28 de abril de 1965


Por: ANULFO MATEO PÉREZ | 6:46 PM
Hoy se cumplen 47 años de la Revolución de Abril, epopeya en que los dominicanos empuñaron las armas para defender el retorno a la constitucionalidad y la soberanía nacional.
Esa gloriosa gesta fue una respuesta al golpe de Estado contra el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, quien fuera electo a la primera magistratura del Estado mediante el voto libérrimo del pueblo dominicano en elecciones libres celebradas el 20 de diciembre de 1962.
Al estallido insurrecional de Abril, un gobierno de facto, el Triunvirato, usurpaba el poder en representación de la oligarquía, los jefes militares a la orden de los Estados Unidos y la cúpula de la Iglesia Católica.

La insurrección estuvo dirigida por jóvenes militares, destacándose el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez y Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien ocuparía el liderazgo del movimiento constitucionalista al caer en la lucha el primero.
El 47 aniversario de la Revolución de Abril encuentra a la sociedad dominicana inmersa en el más dramático estado de descomposición moral y ético, encabezada por la partidocracia tradicional, liderada por el actual gobierno y sus funcionarios.
A casi cinco décadas de este acontecimiento, el pueblo dominicano tiene pendiente superar los mismos obstáculos para su liberación definitiva, sacudirse del yugo opresor de la explotación y el abuso de los politiqueros, algunos de los cuales participaron en la gesta de Abril, convertidos hoy en desertores de esos ideales.
Hace falta que la bujía inspiradora de la Revolución de Abril se active para que el pueblo dominicano se empodere y recobre el impulso que exhibió durante la jornada patriótica de Abril.
Las metas del movimiento constitucionalista no pudieron ser alcanzadas por la intervención militar estadounidense, que con el poder de fuego de 42 mil marines y de los medios militares de ese imperio, frustraron el retorno a la constitucionalidad sin elecciones, que representaba la reposición del profesor Juan Bosch en la presidencia.
Rendimos reverencia en este día, a mártires y héroes de esa epopeya, que protagonizada por hombres y mujeres valientes, que enfrentaron a los traidores locales y a extranjeros intrusos, llenaron de gloria interminables páginas para la historia de nuestro país, defendiendo el honor y la soberanía de nuestra Patria.

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