No culpo al joven Eduardo Villamán Fadul por su reacción violenta para no acatar las órdenes de los policías de AMET, quienes cumplían con su deber. Más bien, le doy las gracias por esa escena pública que retrata la realidad nacional. Quizás así la podamos entender y cambiar.
El joven Villamán , sobrino del Ministro de Interior y Policía y empleado del Ministerio de Servicio Exterior, es fruto de la siembra que se ha hecho en el país durante los últimos años. Es un representante legítimo del sistema imperante.
En la nación, para usted violar las leyes, desafiar autoridades, ser intocable, arropado por la impunidad, basta tener millones de pesos y poder, o ser un familiar cercano de alguien que lo tenga. No importa como lo haya conseguido. A nadie con poder lo castigan por infringir la ley. Tiene recursos para comprar funcionarios, congresistas, la justicia, comunicadores, para que no pase nada.
Naturalmente que, cuando le compra la conciencia con dinero, es otra forma, más elegante, de llamarle “mojón”, heces fecales y mandarlo a callar. La agresión, no es física, es peor, va a la moral, a la dignidad y todos la observamos.
Para las autoridades demostrar que son fuertes haciendo cumplir las leyes, esperan que sea infringida por un infeliz, un artista como “Alfa”, un desconocido, sin poder. ¿Qué hubiese pasado si el Alfa hubiese sido sobrino de un Ministro? Nada. No lo castigan, no lo ponen a barrer la Plaza de la Bandera. Se limitan a grabarlo, disculpándose.
El joven Villamán , sobrino del Ministro de Interior y Policía y empleado del Ministerio de Servicio Exterior, es fruto de la siembra que se ha hecho en el país durante los últimos años. Es un representante legítimo del sistema imperante.
En la nación, para usted violar las leyes, desafiar autoridades, ser intocable, arropado por la impunidad, basta tener millones de pesos y poder, o ser un familiar cercano de alguien que lo tenga. No importa como lo haya conseguido. A nadie con poder lo castigan por infringir la ley. Tiene recursos para comprar funcionarios, congresistas, la justicia, comunicadores, para que no pase nada.
Naturalmente que, cuando le compra la conciencia con dinero, es otra forma, más elegante, de llamarle “mojón”, heces fecales y mandarlo a callar. La agresión, no es física, es peor, va a la moral, a la dignidad y todos la observamos.
Para las autoridades demostrar que son fuertes haciendo cumplir las leyes, esperan que sea infringida por un infeliz, un artista como “Alfa”, un desconocido, sin poder. ¿Qué hubiese pasado si el Alfa hubiese sido sobrino de un Ministro? Nada. No lo castigan, no lo ponen a barrer la Plaza de la Bandera. Se limitan a grabarlo, disculpándose.
Para aplacar el enojo del pueblo, grabaron a Villamán pidiendo disculpa. Me hubiese encantado que grabaran, que no dejaran a mi imaginación, lo que expresó luego de este arrepentimiento “tan sincero y espontáneo”.
Villamán, ¡gracias por desnudar los valores que rigen las instituciones de la nación!!, las acciones de sus autoridades y los reales motivos por los cuales no progresamos en el desarrollo integral y justicia social. Fue una magnífica contribución.
La acción de Villamán no fue un desafío a humildes policías quienes arriesgan su vida por centavos. Fue contra el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, fue contra el Presidente Danilo Medina, el Ministerio Público, Defensoría del Pueblo. A ellos es que no respeta. Fue una forma de demostrar que las estructuras no funcionan, el sistema sigue siendo débil, que es un sombrero para proteger poderosos. Gracias, Villamán.
Ojala que manejar la nación con criterios personales, no normativos, no sea parte de los acuerdos firmados entre el Presidente de la Republica y el
Presidente del PLD. De ser así, a los pobres, “hijos de machepa”, debemos tenerles lastima. Cualquiera puede humillarlo, arremetiendo contra ellos.
Me resisto a pensar que el Presidente Medina, quien ha despertado la esperanza en la sociedad, haya acordado con Leonel Fernández, no tocar, más bien seguir protegiendo los corruptos, ladrones, prepotentes, los que se burlan de la población, los que desde el poder hunden la economía, la dignidad y la moral del pueblo dominicano.
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