La reina Isabel II ha sido comparada como el pegamento invisible que mantenía unida a Gran Bretaña. Algunos consideran que el reinado de Carlos III verá cómo esos lazos se sueltan, lo que dará un mayor impulso a la búsqueda de independencia de Escocia.
Pero el hecho de que la reina falleciera la semana pasada en el Castillo de Balmoral, en sus queridas Tierras Altas de Escocia, ha puesto a Escocia en el centro de la atención en medio de las conmemoraciones seguidas por el mundo en los primeros días tras la muerte de la monarca. Esto ha servido como un recordatorio de los profundos lazos de la reina con Escocia y podría ser un impulso para la unión.
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