Lourdes de la Maza, hija de uno de los hombres que ajustició a Trujillo: “Duré dos meses encerrada”

 

Lourdes de la Maza Michel

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Santo Domingo, RD

“Mi nombre es Lourdes de la Maza Michel, hija de Antonio de la Maza y Aida Michel. Y yo tenía 13 años cuando mataron a mi papá”. Así inició su relato a LISTÍN DIARIO la primogénita y única hija que tuvo uno de los hombres que ajustició al dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina. Su rostro evocaba una serenidad que parece forjada en el tiempo, como si cada palabra cargara décadas de dolor y reflexión.

Lourdes, ahora adulta con 77 años de edad, evocó ese fragmento de su niñez marcado por una de las noches más decisivas de la historia dominicana: el 30 de mayo de 1961.

Ese día, su padre Antonio participó directamente en el ajusticiamiento de Trujillo, el hombre que mantuvo una dictadura en el país por más de tres décadas.

Lourdes recordó que su papá iba en el carro en el que fue asaltado Trujillo.

“Yo sé que él era iba en el carro que iba siguiendo a Trujillo… al lado derecho de Juan Antonio Imbert Barreras, que iba manejando, iban Salvador Estrella y Amado García Guerrero, ellos cuatro iban en ese carro, el carro de mi papá. Y cuando fueron a pasarle por el lado, mi papá le disparó y entonces ahí vino el tiroteo. En ese carro fue que pusieron a Trujillo en el baúl. Lo subieron entre mi papá y creo que Roberto Pastoriza. Eso fue lo que oí en mi casa”, relató de lo que escuchó con el pasar de los años de su familia.

La historia de su padre con la dictadura no comenzó ese día. Antonio se había enfrentado con el régimen. Lourdes contó que con tan solo 19 años, en 1931, desafió a unos soldados en Moca, de la provincia Espaillat.

“Mi papá se pasó más de seis meses escondido, y en una de las casas que estuvo fue donde el general Piro Estrella, padre de Salvador Estrella Sadhalá y Piro fue quien le habló a Trujillo por él y Trujillo personalmente cuando lo vio le dijo “¿este carajito era que quería matarme?” Y le preguntó que qué le gustaba, que si quería ir fuera a estudiar, que personas con el valor de él era que necesitaba, pero el no quiso”, narró.

La familia De la Maza Vásquez, según Lourdes, arrastraba una tradición de lucha por la libertad.

“Mi abuelo, el papá de mi papá, Vicente de la Maza, fue de los conjurados contra Lilís, Ulises Heureaux. Eran gente libertaria”, dijo Lourdes.

No obstante, también fue personal.

“A mi papá le mataron un hermano, Octavio. Luego vinieron las muertes de las Mirabal, mataron a Jean Awad Canaán… ya era mucho. O sea, eran gente que estaban acabando con todo el mundo. Ellos no querían seguir viviendo en ese régimen y aquí ya se oían los rumores del descontento de la gente por las cosas que estaban pasando”, rememoró.

Lourdes contó que fue después que pasaron todos los años que se dio cuenta de las cosas que vivió, sobre todo, de las de la trama del 30 de mayo.

Supo que mientras los hombres se reunían en casa del general Juan Tomás Díaz para planear el ajusticiamiento, la familia veía películas.

“Después que pasaron todos los hechos y pasaron los años, ¿no? uno se da cuenta de todas las cosas que vivió, por ejemplo, nosotros íbamos mucho a la casa de Juan Tomás en la noche a ver películas, entonces estaba toda la familia mientras ellos, los hombres, se reunían aparte y hablaban. Pero eso lo hacían para despistar, entonces en el patio ponían un proyector y veíamos películas toda la familia”, relató.

Las últimas veces con su padre Antonio

Lourdes declaró que la última vez que vio a su padre fue esa noche del 30 de mayo cuando cenaban en la casa de la capital de Antonio, que es donde reside en la actualidad.

Un hombre llamado Miguel Ángel Bissié fue a llevar uno de los carros que formaba parte del plan y unas armas que estaban dentro de él.

“Cuando estábamos cenando... Me acuerdo cuando llegó Miguel Ángel Bissié, que fue llevar el otro carro en el que iban Huáscar Tejeda y Pedro Livio Cedeño y entonces cuando Miguel llegó él dice… a mí se me olvidó decirte que yo le había dicho a Miguel que viniera a cenar aquí. Entonces Miguel dijo no yo no voy a cenar nada yo no me siento bien y eso. Y se quedó, mi papá bajó y volvió y subió. Nosotros vivíamos en cuarto piso. Y volvió, subió y llamó a Miguel aparte. Después yo le pregunté a Miguel para qué él lo había llamado... Y entonces me dijo, me llamó para preguntarme cómo yo había puesto las armas en el carro… Porque Miguel tenía unas armas en ese carro, unas armas en custodia y las fue a llevar”, narró Lourdes.

Describió otro recuerdo junto a su padre días antes del tiranicidio, el miércoles 24 de mayo.

“El miércoles 24 de mayo, era el día del cumpleaños de mi papá y mi papá va al colegio apostólico, viene de Restauración (Dajabón), va al colegio a verme y se encuentra con que estoy enferma con una hepatitis”, contó.

Dijo que él la sacó del colegio y la llevó a la casa para cuidarla.

“Y me saca del colegio, me lleva a hacer unos análisis y me lleva para la casa. Aunque vivíamos en Restauración, mi papá tenía ese apartamento con su servicio, amueblado y todo. Y entonces, me quedo ahí en la casa con él. Ese día era su cumpleaños, el 24 de mayo. Fueron a la avenida, después estaban todo el grupo de los hermanos, y al día siguiente fue al cumpleaños de Jaime, el hijo de Juan Tomás y Chana, Cristina Díaz”, recordó.

Compartió una conversación que le pareció trivial entonces, pero reveladora después.

“En el primer piso vivía Julio César Estrella, el economista. Y él subió porque sabía que yo estaba enferma, subió a saber de mí y hablando con mi papá le dice, “Antonio, Trujillo va para Moca ahora el 2 de junio”. Y mi papá respondió: “Él no va. A él no le gusta Moca. Se va a inventar algo. Tú verás que no va” y yo pienso en eso hoy y fue verdad que no fue, no llegó al dos”, dijo, al tiempo en que señala “yo estaba ahí, o sea, me acordé perfectamente de ese momento”.

Su vida después del tiranicidio

Después del ajusticiamiento de Trujillo, la vida de Lourdes cambió.

“Mataron a mi papá y ahí perdimos mi papá y cuatro hermanos de él. En cinco días perdimos cuatro hermanos”, expresó.

Relató que llegaron a la casa familiar y “mi mamá había salido de la casa porque Juan Tomás le dijo que se saliera de la casa y se fuera donde una tía”.

Y agregó: “Me levantó diciendo que nos íbamos porque mi papá se había ido para la frontera. Yo tenía una hepatitis con cuatro cruces. Ella lo único que sacó fue una colchoneta para que yo pudiera acostarme en la casa de una tía. En el camino fue rompiendo unos papeles del plan contra Trujillo y tirándolos por la ventana del carro”.

Recordó que no sabía nada ni lo preguntaba y que no asociaba que su padre Antonio tuviera que ver con la muerte de Trujillo.

“Porque yo supe que a Trujillo lo habían matado, pero no sabía quién ni nada porque no me dejaban donde yo estaba”, comentó.

Contó que su madre salió a ver cómo estaba la calle y no pudo regresar.

“Y por suerte, porque a la casa donde yo estaba fueron y si a mi mamá la encuentran esa noche, a mi mamá la matan”, dijo Lourdes.

Recordó haberse levantado y salir del cuarto por la bulla de un segundo nivel. “Y me encontré con un guardia, con una bayoneta que subía, así de frente. Efectivamente yo entré, me devolví y mi tía salió y le dijo, “¿Qué pasa?” Y él le dijo, “No, que andamos buscando un ladrón”. Y él le dijo, “Ay, busquen bien, que yo le tengo terror a los ladrones, busquen bien” y bajó. Por suerte, el esposo de mi tía había salvado la vida al papá de ese guardia en algún momento. Le mandó a decir que sacara “el paquete”. El paquete era yo”, manifestó.

Y agregó: “Él le mandó a decir que el paquete que tenía lo sacara porque en cualquier momento podían volver los militares”.

Después de eso, Lourdes narró que pasó dos meses encerrada en un cuarto.

“No había televisión ni teléfono. Aprendí a escribir en máquina. Le tenía miedo a la gente, a los policías. Aún hoy, cualquier uniformado me pone nerviosa”, expresó.

Dijo que no podía mencionar su apellido.

“Cuando estaba escondida me decían que si llegaba alguien y me encontraban que yo no podía decir ningún apellido. Mi mamá era Michel Díaz. O sea, no podía decir ni Michel, ni Díaz, ni De la Maza, ninguno. Pero eso es lo que me decían la familia”, aseguró.

Volvió a ver a su madre el 4 de agosto, cuando soltaron a las mujeres de todos los complotados, que fueron encarceladas.

“Desde esa noche que salimos de la casa no supe nada de ella. No había forma de comunicarse. Ella estuvo escondida todo ese tiempo”, relató.

Retrato a su padre Antonio

Lourdes recordó una casa de muñecas que le hizo su papá.

“Mi papá era muy cosa con todos los muchachos, con los sobrinos. Mi papá me hizo una casa de muñecas ahí en Restauración, pero era una casa como de dos habitaciones. Como él tenía cerradero me la llevo en la cama de un camión y me la depositaron en el patio”, comentó.

Describe a su papá como un hombre al que estimaban mucho.

Sobre su actuación indicó que no la cuestiona.

“De su actuación no tengo ningún cuestionamiento, al contrario, me siento muy orgullosa y sé que él hizo todo eso para que nosotros, su pueblo, país, pudiéramos disfrutar de la libertad que ellos no tenían”, aseguró.

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