El equipo de hombres y mujeres que está gestionando la actual administración gubernamental junto al presidente Luís Abinader, al parecer, pierden de vista que con su llegada a la presidencia iniciaron una nueva forma de hacer política en la República Dominicana.
Cuando hablamos de inaugurar una nueva forma de hacer política nos referimos a que ese colectivo luego de haber sido sacado de su casa matriz partidaria con la sábana por un canto, logra con arrojo y valentía fundar y arrancar desde cero con una nueva organización totalmente diferente.
Con admirable valor todos vimos cómo sus cabezas mejor amuebladas comenzaron a configurar y estructurar una nueva entidad política con nuevos bríos de renovación institucional, mejorada doctrina y acertada escogencia y designación de un nuevo grupo de dirigentes jóvenes en su dirección, lo cual traslucía la sensación de algo nuevo y diferente.
Ese naciente Partido Revolucionario Moderno (PRM) que hoy vemos en el poder pocos años después de su fundación, presentó desde su nacimiento credenciales, sin dudas, de novedad y aires diferenciadores de lo que tradicionalmente habíamos visto en los partidos más importantes de la República Dominicana.
Sin embargo, hoy vemos a ese partido que sin haber llegado siquiera a su etapa de adolescencia, ya toma caminos y da señales de reproducir viejas prácticas partidarias que a todas luces constituyen la negación de sus postulados de origen.
Aunque lo nieguen públicamente, en el discurso privado entre el funcionariado fundamental del actual gabinete presidencial, hay una actitud y un comportamiento que ya desborda las normas partidarias y del gobierno.
Es increíble como inmediatamente después de que el presidente Abinader obtuviera su primera reelección y anunciara que no se presentaría como candidato presidencial para el 2028, en ese colectivo se desataran las aspiraciones y ambiciones desmedidas, a tal punto, de que algunos de los que suenan como posibles candidatos presidenciales ya están asegurando patrimonios de otras franquicias políticas, por si acaso.
Ese partido gobernante está a tiempo de cambiar de rumbo, retomar su senda iniciar, a los fines de no defraudar a una militancia que permaneció 16 años abajo amarrada por lo pelado y, sobre todo, no decepcionar a toda una nueva generación que le compró el discurso de que son los nuevos portadores de una nueva manera de hacer política en esta media isla.
jpm-am
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