Dolor por el fallecimiento de Doña Rosa.

POR PRAEDE OLIVERO F.

Falleció en Santo Domingo el pasado viernes 18 de enero, la Señora ANA ROSA CARABALLO (DOÑA ROSA), a la edad de 89 años.

Era viuda del señor ANIBAL FIGUEREO OVIEDO (F), con el Que procreó 8 hijos. A la hora de su muerte tenía 23 nietos y 4Bisnietos.
Como mujer excepcional y cristiana, pertenecía a la Iglesia Evangélica Dominicana, que pastorea el Reverendo Pedro Kery, quien encabezó los oficios religiosos en su iglesia de la calle Uruguay esq. Luperón.

En vida decía a sus hijos que no quería que murieran antes que ella, ni que cayeran presos, pues no lo resistiría.

Apoyaba a la Sociedad de Damas de la iglesia, a su comunidad y a la Juventud.

Quiero brevemente hacer una anécdota que retrata su bondad:

En abril del año 1973, cuando ingresé al Liceo Federico Henríquez y Carvajal al séptimo curso, en  lo que es hoy la Escuela Leonor Feltz, frente al arco, visitaba la casa No. 76 de la calle Dr. Leguén, estudiaba y conquistaba a Mami, con la que duré 5 años de amores y me case; todavía es mi mujer y me soporta. Al frente vivía Doña Rosa. Una de sus hijas, Ramona, estudiaba con nosotros, hasta que un día, Catalina, la mamá de Mami me recibió refunfuñando. Decía: No quiero que nadie se siente en mis muebles, no quiero visitas, que aquí no venga a es-tediar nadie… al tiempo que ponía los muebles de frente a la pared para que nadie se siente, fue subiendo el tono y amenazando, cuando DOÑA ROSA se asomó a la puerta y me dio refugio en su casa, a la vez que aconsejaba a Catalina, la que ni a su esposo le hacía caso en ese tema, pero a esta mujer la respetaba y le oía, desde entonces le tuve un cariño especial, era otra madre para mí, y al saber de su muerte, lo dejé todo y le acompañé en la iglesia y hasta su última morada…lógicamente junto a Catalina.

DOÑA ROSA nació el 1-12-1923, y falleció el 18-1-2013, sus hijos Aníbal Robelín fue abogado de la oficina jurídica Praede Olivero Féliz & Asocia-dos, Claudia, Rosa Robelina, Estefanía Luís Aníbal, Julio Aníbal, Ana Rosa y Aníbal, en medio del dolor, se reconfortan con los recuerdos del comportamiento ejemplar de su madre.

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